Aunque parezca
mentira uno de los primeros acuerdos de contenido ambiental tiene que ver con
los sombreros adornados con múltiples plumas que impuso la Reina Victoria, un
grupo de agricultores preocupados por la depredación de las aves insectívoras
llevada a cabo por la industria del plumaje solicitaron al emperador Francisco
José la suscripción de un tratado internacional para proteger a las aves
beneficiosas de la agricultura en 1872.
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